Extraordinario es aquello que puede ser recordado y que puede crear una referencia histórica en nuestra vida, un punto anecdótico cuya influencia podría ser revelada en nuestros futuros actos y pensamientos.
Mediante la repetición, cualquier acto puede convertirse en cotidiano, a pesar de lo extraordinario que este pueda parecer en un comienzo. Cuando una acción es efectuada y repetida a lo largo del tiempo su memoria empieza a diluirse en una única: siendo así, “el día que bebí café en el sofá de casa”, pasa a ser “cuando bebía café en el sofá de casa”, dotando a esta última frase de cierto carácter atemporal, eterno, cuyo comienzo no está definido ni su final tampoco.
Los objetos que participan de estas acciones se convierten en meros intermediarios de la costumbre y reflejan nuestra identidad en el mundo. ¿Cómo podríamos crear un momento en el que lo eterno y lo temporal choquen, un objeto cuya simple imagen sea capaz de proyectarnos a una eternidad de su uso?
Mediante la disposición de objetos diseñados (Max Enrich y Joel Blanco) en diálogo con las fotografías (Sander Wassink), se trata la memoria y la búsqueda de se ese choque entre lo eterno y lo temporal, de lo extraordinariamente cotidiano.
Texto de Joel Blanco.